Aunque bastante corto, Platóndiálogo de Yo no es generalmente considerado como uno de sus trabajos más importantes e influyentes. En unas pocas páginas, se extiende sobre varios aspectos fundamentales. preguntas filosóficas, como:
- ¿Qué es la virtud?
- ¿Se puede enseñar o es innato?
- ¿Sabemos algunas cosas? a priori (independiente de la experiencia)?
- ¿Cuál es la diferencia entre realmente saber algo y simplemente tener una creencia correcta al respecto?
El diálogo también tiene un significado dramático. Vemos Sócrates reduzca a Meno, que comienza asumiendo con confianza que sabe lo que es la virtud, a un estado de confusión, una experiencia desagradable presumiblemente común entre aquellos que involucraron a Sócrates en el debate. También vemos a Anytus, que algún día será uno de los fiscales responsables del juicio de Sócrates y ejecución, advierta a Sócrates que debe tener cuidado con lo que dice, especialmente acerca de su compañero Atenienses
los Yo no se puede dividir en cuatro partes principales:
- La búsqueda infructuosa de una definición de virtud
- La prueba de Sócrates de que parte de nuestro conocimiento es innato
- Una discusión sobre si la virtud se puede enseñar
- Una discusión de por qué no hay maestros de virtud
Primera parte: la búsqueda de una definición de virtud
El diálogo se abre con Meno haciendo a Sócrates una pregunta aparentemente directa: ¿Se puede enseñar la virtud? Sócrates, típicamente para él, dice que no sabe, ya que no sabe qué es la virtud, y no ha conocido a nadie que lo sepa. Meno está asombrado por esta respuesta y acepta la invitación de Sócrates para definir el término.
La palabra griega generalmente traducida como "virtud" es arete aunque también podría traducirse como "excelencia". El concepto está estrechamente relacionado con la idea de que algo cumple su propósito o función. Por lo tanto, la arete de una espada serían esas cualidades que la convierten en una buena arma, por ejemplo: agudeza, fuerza, equilibrio. los arete de un caballo serían cualidades como la velocidad, la resistencia y la obediencia.
Primera definición de Meno: La virtud es relativa al tipo de persona en cuestión. Por ejemplo, la virtud de una mujer es ser buena administrando un hogar y ser sumisa con su esposo. La virtud de un soldado es ser hábil en la lucha y valiente en la batalla.
La respuesta de Sócrates: Dado el significado de arete La respuesta de Meno es bastante comprensible. Pero Sócrates lo rechaza. Argumenta que cuando Meno señala varias cosas como instancias de virtud, debe haber algo que todos tengan en común, por lo que todos se llaman virtudes. Una buena definición de un concepto debería identificar este núcleo o esencia común.
La segunda definición de Meno: La virtud es la capacidad de gobernar a los hombres. Esto puede parecer extraño para un lector moderno, pero el pensamiento detrás de esto es probablemente algo como esto: la virtud es lo que hace posible el cumplimiento del propósito de uno. Para los hombres, el propósito final es la felicidad; la felicidad consiste en mucho placer; el placer es la satisfacción del deseo; y la clave para satisfacer los deseos de uno es ejercer poder, en otras palabras, gobernar sobre los hombres. Este tipo de razonamiento se habría asociado con el sofistas.
La respuesta de Sócrates: La capacidad de gobernar a los hombres solo es buena si la regla es justa. Pero la justicia es solo una de las virtudes. Entonces Meno ha definido el concepto general de virtud al identificarlo con un tipo específico de virtud. Sócrates luego aclara lo que quiere con una analogía. El concepto de 'forma' no se puede definir describiendo cuadrados, círculos o triángulos. 'Forma' es lo que comparten todas estas figuras. Una definición general sería algo como esto: la forma es aquella que está limitada por el color.
Tercera definición de Meno: La virtud es el deseo de tener y la capacidad de adquirir cosas bellas y bellas.
La respuesta de Sócrates: Todos desean lo que piensan que es bueno (una idea que uno encuentra en muchos de los diálogos de Platón). Entonces, si las personas difieren en virtud, como lo hacen, esto debe ser porque difieren en su capacidad para adquirir las cosas buenas que consideran buenas. Pero adquirir estas cosas, satisfacer los propios deseos, se puede hacer de una manera buena o mala. Meno reconoce que esta habilidad es solo una virtud si se ejerce de una buena manera, en otras palabras, virtuosamente. Entonces, una vez más, Meno ha incorporado en su definición la noción que está tratando de definir.
Segunda parte: ¿parte de nuestro conocimiento es innato?
Meno se declara completamente confundido:
¡Oh, Sócrates!, me decían, antes de conocerte, que siempre estabas dudando de ti mismo y haciendo dudar a los demás; y ahora estás lanzando tus hechizos sobre mí, y simplemente me estoy embrujando y encantando, y estoy al límite de mi ingenio. Y si me atrevo a hacerte una broma, me pareces tanto en tu apariencia como en tu poder sobre los demás. muy parecido al pez torpedo plano, que atormenta a los que se acercan a él y lo tocan, como me has atormentado ahora, yo pensar. Porque mi alma y mi lengua son realmente torpes, y no sé cómo responderte.
La descripción de Meno de cómo se siente nos da una idea del efecto que Sócrates debe haber tenido en muchas personas. El término griego para la situación en la que se encuentra es aporia, que a menudo se traduce como "impasse" pero también denota perplejidad. Luego le presenta a Sócrates una famosa paradoja.
Paradoja de Meno: O sabemos algo o no. Si lo sabemos, no necesitamos preguntar más. Pero si no lo sabemos, si no podemos preguntar, ya que no sabemos lo que estamos buscando y no lo reconoceremos si lo encontramos.
Sócrates descarta la paradoja de Meno como un "truco de debate", pero no obstante responde al desafío, y su respuesta es sorprendente y sofisticada. Apela al testimonio de sacerdotes y sacerdotisas que dicen que el alma es inmortal, entrando y saliendo de un cuerpo. después de otro, que en el proceso adquiere un conocimiento integral de todo lo que hay que saber, y que lo que llamamos "aprendizaje"en realidad es solo un proceso de recordar lo que ya sabemos. Esta es una doctrina que Platón pudo haber aprendido del Pitagóricos.
La demostración del niño esclavo: Meno le pregunta a Sócrates si puede demostrar que "todo aprendizaje es un recuerdo". Sócrates responde llamando a un niño esclavo, quien él establece no ha tenido formación matemática, y le plantea un problema de geometría. Dibujando un cuadrado en la tierra, Sócrates le pregunta al niño cómo duplicar el área del cuadrado. La primera suposición del niño es que uno debe duplicar la longitud de los lados del cuadrado. Sócrates muestra que esto es incorrecto. El niño esclavo lo intenta nuevamente, esta vez sugiriendo que uno aumente la longitud de los lados en un 50 por ciento. Se le muestra que esto también está mal. El niño se declara perdido. Sócrates señala que la situación del niño ahora es similar a la de Meno. Ambos creían que sabían algo; ahora se dan cuenta de que su creencia estaba equivocada; pero esta nueva conciencia de sí mismos ignoranciaEste sentimiento de perplejidad es, de hecho, una mejora.
Sócrates luego procede a guiar al niño a la respuesta correcta: duplica el área de un cuadrado utilizando su diagonal como base para el cuadrado más grande. Afirma al final haber demostrado que, en cierto sentido, el niño ya tenía este conocimiento dentro de sí mismo: todo lo que se necesitaba era alguien que lo agitara y facilitara el recuerdo.
Muchos lectores serán escépticos de esta afirmación. Sócrates ciertamente parece hacerle al niño preguntas principales. Pero muchos filósofos han encontrado algo impresionante sobre el pasaje. La mayoría no lo considera una prueba de la teoría de la reencarnación, e incluso Sócrates admite que esta teoría es altamente especulativa. Pero muchos lo han visto como una prueba convincente de que los seres humanos tienen a priori conocimiento (información que es evidente). Es posible que el niño no pueda llegar a la conclusión correcta sin ayuda, pero puede reconocer La verdad de la conclusión y la validez de los pasos que lo conducen a ella. No está simplemente repitiendo algo que le han enseñado.
Sócrates no insiste en que sus afirmaciones sobre la reencarnación sean ciertas. Pero sí argumenta que la manifestación respalda su ferviente creencia de que viviremos mejores vidas si creemos que vale la pena perseguir el conocimiento en lugar de suponer perezosamente que no tiene sentido molesto.
Tercera parte: ¿se puede enseñar la virtud?
Meno le pide a Sócrates que vuelva a su pregunta original: ¿se puede enseñar la virtud? Sócrates acepta a regañadientes y construye el siguiente argumento:
- La virtud es algo beneficioso; es bueno tener
- Todas las cosas buenas solo son buenas si van acompañadas de conocimiento o sabiduría (por ejemplo, el coraje es bueno en una persona sabia, pero en un tonto, es mera temeridad)
- Por lo tanto, la virtud es un tipo de conocimiento.
- Por lo tanto, la virtud se puede enseñar
El argumento no es especialmente convincente. El hecho de que todas las cosas buenas, para ser beneficiosas, deben ir acompañadas de sabiduría no muestra realmente que esta sabiduría sea lo mismo que la virtud. Sin embargo, la idea de que la virtud es un tipo de conocimiento parece haber sido un principio central de la filosofía moral de Platón. En última instancia, el conocimiento en cuestión es el conocimiento de lo que realmente es lo mejor para los intereses a largo plazo. Cualquiera que sepa esto será virtuoso ya que sabe que vivir una buena vida es el camino más seguro hacia la felicidad. Y cualquiera que no sea virtuoso revela que no entiende esto. Por lo tanto, la otra cara de "la virtud es conocimiento" es "todo mal es ignorancia", una afirmación que Platón explica y busca justificar en diálogos como el Gorgias
Cuarta parte: ¿Por qué no hay maestros de la virtud?
Meno se contenta con concluir que la virtud puede enseñarse, pero Sócrates, para sorpresa de Meno, recurre a su propio argumento y comienza a criticarlo. Su objeción es simple. Si se pudiera enseñar la virtud, habría maestros de la virtud. Pero no hay ninguno. Por lo tanto, no se puede enseñar después de todo.
Sigue un intercambio con Anytus, quien se ha unido a la conversación, que está acusado de una ironía dramática. En respuesta a la pregunta inquisitiva de Sócrates, más bien irónica, de si los sofistas podrían no ser maestros de la virtud, Anytus desprecia despectivamente a los sofistas como personas que, lejos de enseñar virtud, corrompen a quienes escuchan ellos. Cuando se le preguntó quién podía enseñar la virtud, Anytus sugiere que "cualquier caballero ateniense" debería poder hacerlo transmitiendo lo que han aprendido de las generaciones anteriores. Sócrates no está convencido. Señala que grandes atenienses como Pericles, Temístocles y Arístides eran todos buenos hombres, y lograron enseñar a sus hijos habilidades específicas como montar a caballo o música. Pero no les enseñaron a sus hijos a ser tan virtuosos como ellos mismos, lo que seguramente habrían hecho si hubieran podido.
Anytus se va, advirtiendo siniestramente a Sócrates que está demasiado listo para hablar mal de las personas y que debe tener cuidado al expresar tales puntos de vista. Después de irse, Sócrates se enfrenta a la paradoja con la que ahora se encuentra: por un lado, la virtud es enseñable ya que es un tipo de conocimiento; por otro lado, no hay maestros de virtud. Lo resuelve distinguiendo entre conocimiento real y opinión correcta.
La mayoría de las veces en la vida práctica, nos llevamos perfectamente bien si simplemente tenemos creencias correctas sobre algo. Por ejemplo, si quieres cultivar tomates y crees correctamente que plantarlos en el sur lado del jardín producirá una buena cosecha, entonces si haces esto obtendrás el resultado que estás apuntando a. Pero para poder realmente enseñar a alguien cómo cultivar tomates, se necesita más que un poco de experiencia práctica y algunas reglas básicas; necesita un conocimiento genuino de la horticultura, que incluye una comprensión de los suelos, el clima, la hidratación, la germinación, etc. Los buenos hombres que no enseñan a sus hijos la virtud son como jardineros prácticos sin conocimiento teórico. Lo hacen bastante bien la mayor parte del tiempo, pero sus opiniones no siempre son confiables y no están equipadas para enseñar a otros.
¿Cómo adquieren virtud estos buenos hombres? Sócrates sugiere que es un regalo de los dioses, similar al regalo de inspiración poética que disfrutan aquellos que pueden escribir poesía pero no pueden explicar cómo lo hacen.
El significado de la Yo no
los Yo no ofrece una buena ilustración de los métodos argumentativos de Sócrates y su búsqueda de definiciones de conceptos morales. Como muchos de los primeros diálogos de Platón, termina de manera poco concluyente. La virtud no ha sido definida. Se ha identificado con un tipo de conocimiento o sabiduría, pero no se ha especificado exactamente en qué consiste este conocimiento. Parece que se puede enseñar, al menos en principio, pero no hay maestros de virtud, ya que nadie tiene una comprensión teórica adecuada de su naturaleza esencial. Sócrates se incluye implícitamente entre los que no pueden enseñar la virtud, ya que admite sinceramente desde el principio que no sabe cómo definirla.
Sin embargo, enmarcado por toda esta incertidumbre, está el episodio con el niño esclavo donde Sócrates afirma la doctrina de la reencarnación y demuestra la existencia del conocimiento innato. Aquí parece tener más confianza en la verdad de sus afirmaciones. Es probable que estas ideas sobre la reencarnación y el conocimiento innato representen los puntos de vista de Platón en lugar de Sócrates. Figuran nuevamente en otros diálogos, en particular el Phaedo. Este pasaje es uno de los más celebrados en el historia de la filosofia y es el punto de partida para muchos debates posteriores sobre la naturaleza y la posibilidad de conocimiento a priori.
Un subtexto ominoso
Si bien el contenido de Meno es un clásico en su forma y función metafísica, también tiene un subtexto subyacente y siniestro. Platón escribió Yo no alrededor de 385 a. C., ubicando los eventos alrededor de 402 a. C., cuando Sócrates tenía 67 años, y unos tres años antes de que fuera ejecutado por corromper a la juventud ateniense. Meno era un joven que fue descrito en los registros históricos como traicionero, ansioso por la riqueza y sumamente seguro de sí mismo. En el diálogo, Meno cree que es virtuoso porque ha dado varios discursos al respecto en el pasado: y Sócrates demuestra que no puede saber si es virtuoso o no porque no sabe qué la virtud es
Anytus fue el fiscal principal en el caso judicial que condujo a la muerte de Sócrates. En Yo noAnytus amenaza a Sócrates: "Creo que estás demasiado preparado para hablar mal de los hombres: y si sigues mi consejo, te recomendaría que tengas cuidado". Anytus está perdiendo el punto, pero sin embargo, Sócrates, de hecho, está empujando a este joven ateniense en particular fuera de su pedestal seguro de sí mismo, que definitivamente se interpretaría a los ojos de Anytus como una influencia corruptora.
Recursos y lecturas adicionales
- Bluck, R. S. "El 'Meno' de Platón." Phronesis 6.2 (1961): 94–101. Impresión.
- Hoerber, Robert G. "El 'Meno' de Platón." Phronesis 5.2 (1960): 78–102. Impresión.
- Klein, Jacob. "Un comentario sobre el Meno de Platón". Chicago: The University of Chicago Press, 1989.
- Kraut, Richard. "Platón"La Enciclopedia Stanford de Filosofía. Laboratorio de Investigación de Metafísica, Universidad de Stanford 2017. Web.
- Platón. Yo no. Traducido por Benjamin Jowett, Dover, 2019.
- Silverman, Allan. "Metafísica y epistemología del período medio de Platón." La enciclopedia de filosofía de Stanford. Laboratorio de Investigación de Metafísica, Universidad de Stanford 2014. Web.
- Tejera, V. "Historia y retórica en el 'Meno' de Platón, o sobre las dificultades de comunicar la excelencia humana." Filosofía y Retórica 11.1 (1978): 19–42. Impresión.